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José Stagnaro

· septiembre 28, 2016 · Arte , Pintura ·

[blockquote]Entrevista[/blockquote]

Nos encontramos una tarde, de un día feriado, para hablar de pintura. Toda la conversación estuvo teñida por la vocación docente y la actividad política. Es que nadie puede separarse, dividirse, ya que si no el inconsciente lo traicionaría.

“Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas.”

Poetas, pintores, músicos, casi todos llevan el duende dentro… A Stagnaro siempre le gustó dibujar, pintar. Pero comenzó a hacerlo como tarea continua cuando lo detuvieron, en la dictadura. Tenía 19 años. Estuvo en la cárcel casi cinco.

“Allí, el día que entraba una revista o un libro sobre pintura, era una fiesta.” Dice, mientras recuerda. Las primeras obras fueron con óleo-pastel, con lápices de colores, en fin con lo que le llegaba desde afuera. “En la barraca éramos cerca de cuarenta personas. Por lo general a todos nos llevaban libros. Entonces teníamos una biblioteca que circulaba. Algunos de los presos más preparados nos daban charlas. Organizábamos grupos de estudios para crecer. […] Desde niño sentí una gran atracción por la pintura.

En San Carlos, en ese momento la figura del pintor, el rol, lo tenía Aldo Peralta, a quien siempre admiré.”

ESTUDIOS

Casi autodidacta. Algunos meses con José Luis Pareja y luego con Guillermo Fernández. Pero armó su taller en su ciudad y allí pintó, pinta aún. Ese taller se llenó de niños, de jóvenes, de personas que buscaban la forma de expresar lo que traían dentro. Desde allí impulsó todo el valor de las artes plásticas, con lo que ellas tienen de socializadoras, de integradoras…

PROYECCION

Su vocación profunda le da la comprensión del “otro”. “La pintura es una terapia notable, dice, saca lo mejor que tiene uno y lo da de una forma cultural. […] Busco en esta tarea llenar el espacio que ahora está vacío, y en el que hay tantos jóvenes. Aquellos que no tienen nada, que nada los motiva. Hay que sacarlos de ese entorno sin valores. […] En este momento que vive nuestra sociedad eso es más trascendente que los logros personales. Además los triunfos personales dependen del mercado. Este lleva solo a algunos a ocupar un lugar internacional, y quedan muchísimos valores que apenas venden esporádicamente alguna obra. […] El sistema es perverso, no permite el desarrollo de la cultura humana. Genera conflictos, celos, envidia, toda una serie de problemáticas bastante menores en comparación con lo que está en juego, que es la capacidad que tiene el ser humano de expresarse mejor y relacionarse con los demás.”

TRASCENDENCIA

Ha expuesto en el departamento de Maldonado. Han sido muestras individuales y/o colectivas. Vende y por lo general aquel que se lleva una obra suya, regresa para ver qué más ha hecho, con el tiempo. “Me cuesta desprenderme de lo que hago; tengo una relación especial con mis cosas.”

Sí lo sabré que apareció en la entrevista con dos cuadros, despacioso, cuidándolos, tratándolos de una forma especial y se los llevó de inmediato, en cuanto terminamos. “De estos no me desprendo” dijo por toda explicación. Sus obras atraen y uno puede quedarse largo rato mirándolas y buscando figuras, imaginando seres entre los colores.Considera el dibujo como lo fundamental. Y en sus obras se refleja. Son un estallido de color, las imágenes me recuerdan a Barradas. Stagnaro dice: “Barradas siempre me encantó. Sobre todo por la expresividad que le da a la figura humana. “El misterio que rodea al ser humano sigue siendo el gran atractivo para pintores y para todos los que hacen del arte su forma de vivir”

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«Mujer sentada»

La pintura de Stagnaro semeja el esquicio, sobre todo aquellos en que, olvidando al espectador e indiferente a la ilusión, ha reducido un espectáculo real o imaginario a aquello por lo cual se convierte en pintura: manchas, colores, movimientos.